A principios de abril, como cada año, el avión zapador (Riparia riparia), especie Vulnerable en Castilla – La Mancha, regresa a sus zonas de cría del centro peninsular, desde sus cuarteles de invernada africanos. Llegan a la capital alcarreña, y a otras muchas localidades, remontando los ríos y valles a la búsqueda de sustratos propicios para sus colonias de cría, normalmente secciones verticales de terrenos blandos, arenosos, fáciles de horadar, en los que instalan sus galerías nidales.
Los aviones zapadores suelen criar dos veces por temporada en nuestras latitudes. Desde el inicio del verano y en adelante, se producen las concentraciones de las aves juveniles en el ramaje del arbolado ribereño; posteriormente, a mediados de agosto se producen los movimientos migratorios post reproductores, que aglutinan a muchas de estas pequeñas golondrinas en bandos muy numerosos, en su viaje al sur.
La crianza de 2020 es la quinta ocasión consecutiva en la que se constata el asentamiento de los zapadores en ámbitos urbanos, industriales y periurbanos incluidos en el valle del rio Henares. La obra civil en estas zonas favorece la apertura de vaciados y la generación de perfiles terrígenos, muy atractivos para el asentamiento de estas aves. Gracias a las buenas prácticas ambientales y a la sensibilización creciente por la conservación de la biodiversidad, muy en particular en los responsables de la ejecución de las obras, cada año se logra aunar la preservación y el fomento de la especie con la consecución de los objetivos urbanísticos de cada momento, en un ejemplo de compatibilidad medioambiental y desarrollo económico.
