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Control de los metales pesados en la atmósfera
Los metales pesados son uno de los contaminantes más destacados en la contaminación atmosférica.
Podemos definir un metal pesado como un elemento químico comprendido entre 63.55 (Cu) y 200.59 (Hg); otra manera se refiere a los metales de densidad entre 4 g/cm³ hasta 7 g/cm³ aunque se pueden encontrar otro tipo de definiciones.
No todos los metales de densidad alta son especialmente tóxicos en concentraciones normales (algunos de ellos son necesarios para el ser humano). No obstante, hay una serie de metales pesados más conocidos por su tendencia a representar serios problemas medioambientales el mercurio (Hg), el plomo (Pb), el cadmio (Cd) y el talio (Tl), así como el cobre (Cu), zinc (Zn) y cromo (Cr).
La peligrosidad de los metales pesados reside en que no pueden ser degradados (ni química, ni biológicamente) y, además, tienden a bioacumularse y a biomagnificarse (que significa que se acumulan en los organismos vivos alcanzando concentraciones mayores que la que alcanzan en los alimentos o medioambiente, y que estas concentraciones aumentan a medida que ascendemos en la cadena trófica), provocando efectos tóxicos de muy diverso carácter. En el ser humano se han detectado infinidad de efectos físicos (dolores crónicos, problemas sanguíneos, etc) y efectos psíquicos (ansiedad, pasividad, etc).
Los efectos de los metales pesados son conocidos desde hace años, hay varios estudios que indican que por ejemplo la utilización masiva de plomo durante la época romana: canalizaciones, envases, pinturas, cosméticos…produjo estragos en la población. En los análisis de huesos en antiguos cementerios romanos se observa que contienen niveles de plomo tres veces más altos que el límite moderno de seguridad recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Es por ello que la enfermedad producida por intoxicación con Pb se conoce como saturnismo, del dios romano Saturno al que se relacionaba con ese metal.
Otro clásico ejemplo enfermedad provocada por metales es el personaje del Sombrerero Loco del libro Alicia en el País de las Maravillas, en la época en que Lewis Carroll escribió el libro, era conocido que un gran número de artesanos sombrereros padecían una enfermedad llamada hidrargirismo, que producía una serie de síntomas como temblores, convulsiones, espasmos, náuseas, alteraciones del sistema nervioso, depresión e incluso sobreexcitación, lo que llevaba a que en numerosas ocasiones se confundiese con la locura. Esta enfermedad estaba provocada por el mercurio utilizado para procesar el fieltro con el que realizaban los sombreros, pero esto no se descubrió hasta bien entrado el siglo XX.
La industria pesada, principalmente como es lógico la metalúrgica, ha sido tradicionalmente de las más emisoras en este tipo de contaminantes. Otras industrias que utilizaban metales en su formulación han sido las de pinturas y esmaltes, mecanizado etc.
Uno de los casos más conocidos de contaminación por Pb es el que se dio con la gasolina. La gasolina con plomo llegó en el año 1922 para mejorar el rendimiento de los motores. En la década de 1970 la mayoría de la gasolina producida en el mundo contenía plomo y, fue en 2002 cuando la ONU comenzó su campaña para eliminar el plomo de los combustibles para frenar las amenazas mundiales a la salud que este material generaba.
Actualmente este tipo de gasolina se comercializa en muy pocos países y se considera que este año se conseguirá eliminar ese metal que puede ser tan peligroso para las personas y para el medio ambiente.
Desde la ONU aseguran que prohibir el uso de la gasolina con plomo evitará alrededor de 1,2 millones prematuras ya que causa enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer.
Hoy en día el uso de metales pesados en la industria está mucho más controlado al conocerse sus efectos. Se ha reducido en la manera de lo posible su uso en muchos ámbitos y muchas empresas que aun necesitan utilizar metales pesados en su proceso productivo están obligadas a controlar sus emisiones.
AUDEMA en su departamento de Inspección realiza controles de metales pesados tanto en emisiones canalizadas como en emisiones difusas, permitiendo a las empresas conocer de manera acreditada si cumplen los requisitos legislativos que les aplican en este ámbito.
AUDEMA cuenta en su alcance de acreditación ENAC la posibilidad de medición de los principales metales pesados, tanto por normas UNE (UNE-EN 14385; UNE-EN 13211; UNE-EN 12341) como por procedimientos internos basados en otras normas como EPA.